La Oficina de Farmacia está inmersa en una etapa de incertidumbre conceptual sin precedentes; más allá de soportar la crisis económica con una intensidad nunca antes conocida: el recorte en los márgenes del medicamento, las propuestas liberalizadora de la propiedad o la limitación del poder prescriptor del médico… llevaron a concluir, en el reciente InfoFarma 2013 celebrado en Barcelona, que el actual modelo de farmacia, “está agotado”. Muchas son las propuestas sobre la mesa que intentan alumbrar la salida del túnel, entre las que destaca un nuevo paradigma denominado FARMACIA ASISTENCIAL.
Sea cual sea la hoja de ruta que se describa, nunca más volveremos a ver aquélla Oficina de Farmacia tradicional, donde la principal responsabilidad era la dispensación de productos empaquetados. Una farmacia alternativa está emergiendo, cuya orientación será la prestación de servicios de valor añadido. Un tremendo reto, ante el que sólo aquellos farmacéuticos que sepan adaptarse podrán sobrevivir, sólo los que sepan convivir con las nuevas exigencias de cambio permanente. Por ello, tanto la estructura como la organización funcional, deberán responder con flexibilidad a necesidades cambiantes, solo asumibles mediante la Innovación permanente.